PRIMERO ES EL ENTRENADOR

Mariscal Javier

Habrá personas que piensen que, en el atletismo, la figura principal es el atleta. Esto es cierto si se  mira la inmediatez pero, si se tiene una visión a medio y largo plazo, los atletas acaban terminando su carrera deportiva. En cambio, si el entrenador permanece, seguirán apareciendo nuevos deportistas, […] Donde hay un entrenador siempre existirá un núcleo de atletismo.[1]

Por Javier Mariscal

Me voy a robar una frase (realmente no he logrado recordar quién me la dijo, donde la leí, o si tal vez la inventé): Envía a un buen atleta al último pueblo perdido y habrás perdido a un buen atleta. Envía a un buen entrenador al último pueblo perdido y, en una temporada o dos, tendrás atletas en ese pueblo. Yo soy un convencido de esta frase, para mí la importancia del entrenador es radical. Ahora, si nos animamos a avanzar desde esta idea fundamental y damos un salto hacía el alto rendimiento, si apuntamos hacía un atletismo de nivel competitivo internacional ¿Qué se necesita para tener atletas de alto nivel competitivo? Pues entrenadores de alto nivel, evidente.

Hablando del atletismo chileno, pregunto: ¿Tenemos entrenadores de 10.20″ varones o 11.50″ damas en 100m? ¿Tenemos entrenadores de 1:46 o 1:47 en 800m varones? ¿Entrenadores de 56″ o 57″ en las vallas mujeres? ¿Entrenadores de martillo para 65m+ damas y 70m+ varones? Etc. No, no los tenemos; y espero no ofender a ningún entrenador que tenga esas marcas –o las semejantes para cualquier prueba- entre el palmarés de sus atletas, pero ya me explico.

Desde mi apreciación, -tomando como ejemplo los 1500m varones- un entrenador no es un entrenador de 3:40 por tener en sus registros, tras años de respetable trayectoria, a un atleta o dos que hayan logrado la marca. Un entrenador del 1500m vale 3:40 cuando temporada tras temporada lleva registros de bajo 3:45 entre sus corredores –y me refiero a varios de ellos-, cuando temporada tras temporada uno o dos de sus atletas llegan a ese nivel, logrando o rozando la marca de 3:40, y cuando a lo largo de su trayectoria ha logrado que unos pocos, tal vez 3 o 4 de los suyos, marquen 3:38, 3:37, o quizá 3:36 –un talentoso-. ¿Se nota la diferencia? Un entrenador de 3:40 sabe cómo llevar a sus atletas hasta esa marca, tiene el conocimiento, sabe cómo lograrlo, y un buen atleta bajo su guía tendrá chances ciertas de alcanzar este objetivo. Puede haber entrenadores con logros extraordinarios, con títulos y marcas dentro del top 100 o top 50 mundial alcanzadas por sus atletas, mis respetos para ellos, pero la pregunta que estoy planteando es: ante un atleta de condiciones favorables, no pensemos en el próximo campeón mundial o atleta récord, sino ante un atleta con condiciones, y con cierta proyección ¿Cuánto lo puedes hacer correr/saltar/lanzar? La mayoría de los entrenadores conocen esa respuesta de manera intuitiva, y eso es lo que valen como entrenadores.

Así, la siguiente pregunta es ¿Queremos tener atletas de 10.10″-10.20″ en 100m varones, bajo 23″ en 200m damas, bajo 49″ en 400m vallas varones, bajo 2′ en 800m damas, de 8:15 en los obstáculos varones, de 17m en el triple varones, de 1.85m en el alto damas, o sobre 55m en la jabalina damas? Etc. Y esta es la respuesta: Si los queremos tener, debemos tener y/o formar a los entrenadores capaces de realizarlo.

Regularmente, en directa relación con una mirada exitista y cortoplacista, nos preocupamos del atleta que triunfa, asumimos –no siempre siendo capaces de realizarlo- que nuestras figuras deben salir a competir, deben tener roce, pasar ciertas temporadas asistiendo a meetings o realizar su preparación en el extranjero, teniendo una experiencia que en resumidas cuentas no podrían conseguir en Chile. Pero ¿tenemos una preocupación semejante por nuestros entrenadores? Porque cumplidas las respectivas carreras deportivas de nuestros mejores atletas ¿Qué queda para nuestro deporte? No mucho, sólo una espera incierta, la esperanza de que vuelva aparecer otro Keitel, otra Ramos, otro Squella (ok, sí apareció “otro Squella”, pero para el buen lector el ejemplo sigue siendo válido), otra Olivera, otro Weil, otro Ulloa, u otro Aguilar; que la naturaleza nos vuelva bendecir con el milagro de la generación espontánea de algún campeón.

Yo abogo e insisto en la necesidad de tomar una posición más proactiva, acción que se materializa en la figura del entrenador. No tenemos más atletas en un alto nivel competitivo, porque no tenemos a los entrenadores de un alto nivel competitivo. Sólo cuando tengamos entrenadores de ese alto nivel aparecerán y/o aprovecharemos a nuestros mejores atletas. Porque esa es la consecuencia de no apostar por tener y desarrollar mejores entrenadores en el largo plazo: ausencia de atletas y talento perdido. ¿O acaso no ha habido otros atletas tan buenos como los mencionados? ¿Acaso ellos y sólo ellos han tenido en Chile el potencial para las marcas que hacen que los recordemos? Todos los que hemos pasado algunos años en medio de nuestra pequeña familia atlética hemos visto pasar atletas que podrían haber corrido/saltado/lanzado mucho más, pero que no lo hicieron. La falta de conocimiento, de entrenadores con una mayor preparación, nos impide aprovechar el potencial disponible. Incluso hoy, la actual generación brinda excelente ejemplos de atletas con gran potencial y futuro promisorio ¿Cuánto puede llegar a saltar Álvaro Cortez en triple? -saltando 16.52m a los 19 años- ¿16.70m? ¿16.80m, tal vez 17 metros, tal vez más? ¿Dónde está el entrenador capaz de lograrlo? ¿Tenemos un entrenador de 17 metros para el triple en Chile? o ¿Cuánto puede correr Alfredo Sepúlveda? -50.55 en los 400m vallas a los 21 años- ¿Bajará de los 50″? ¿Podría acercarse a los 49″? De nuevo ¿Quién tiene ese conocimiento en Chile? ¿Quién sabe cómo lograrlo? Nombro a estos atletas y hago referencia a sus entrenadores, Augusto Courbis y María Teresa Sandoval, con el máximo respeto, tengo el agrado de haber compartido con ellos y creo que ambos podrían –y deberían- estar desarrollándose como los entrenadores referentes del triple y las vallas que no tenemos y necesitamos; y que otros atletas después de Álvaro y Alfredo seguirán necesitando.

¿Cuál es el camino? Si queremos elevar el nivel de nuestro atletismo, pensando en el mediano y largo plazo, debemos poner el máximo énfasis en la formación, capacitación, y desarrollo de nuestros entrenadores. Se levantó en nuestra federación la Escuela Nacional de Entrenadores de Atletismo (ENEA), excelente iniciativa, algo para aplaudir, pero para nuestros mejores entrenadores todavía necesitamos más. No basta con que nuestros mejores atletas salgan a competir frente a los mejores atletas en los principales escenarios del mundo, nuestros mejores entrenadores también deben tomar ese recorrido, con capacitaciones, títulos, post títulos, temporadas y residencias en los mejores centros de entrenamiento junto a los mejores entrenadores, actualización constante y difusión del conocimiento entre los pares nacionales. Si bien el factor entrenador no es el único ni el exclusivo –ciertamente tienen que darse una serie de condiciones para asegurar el éxito de nuestro deporte, una adecuada institucionalidad a nivel federativo y gubernamental, seguridades sociales mínimas, financiamiento, y hasta una dosis de aporte genético es necesario-  para lograr el éxito de nuestro deporte, sí me animo a plantear que sin duda es el primordial.

En consecuencia, la formación de nuevos entrenadores y la cualificación de los ya existentes, es lo que realmente produce el factor multiplicador que necesita el atletismo.[2]

______________________

[1] Mariano García Verdugo & Luis Miguel Landa [2005], página 17. “Medio Fondo y Fondo, La preparación del corredor de resistencia. Atletismo 4”, Real Federación Española de Atletismo (RFEA), Madrid-España.

[2] Ídem.

01 de julio, 2015

Mariscal./ OBSERVATORIO DEL DEPORTE

También te podría gustar...

4 Respuestas

  1. Diego Gallardo Casalro dice:

    La falta de registros de nivel mundial no es un fenómeno que debe ser visto unidimensionalmente. No es que el entrenador no tenga las aptitudes de sacarle el rinde al atleta, o que el atleta tiene una suerte de marca o numero que permite ver su potencial. En palabras de Stanislav Vozniak. El talento es 90% entrenamiento. No hay forma de saber el potencial de un atleta hasta verlo entrenando cómodo, comprometido y tranquilo de su situación económica. Enfoquémonos por favor en el que ha sido siempre el camino al podio (o al menos a la explotacion de un numero mas discreto que el atleta pueda llevar impreso, bajo tu concepto), el ENTRENAMIENTO. Y acá es donde concuerdo contigo en el sentido de que el entrebador tambien es importante. Tengo algo de experiencia como atleta y te puedo decir que siempre fue un tema (para mi y mis compañeros de equipo), la situación en que tiene que trabajar un entrenador para darnos la atención necesaria. Eduardo Sotomayor debe ser uno de los hombres con más hijos en Chile. Idas a buscar a barrios alejados camino a los campeonatos o los entrenamientos, conversaciones largas con padres y apoderados para convencerlos de lo valiosos que pueden ser sus hijos para el deporte nacional, revisando libretas de notas de «cabros» ajenos, jornadas de 16 horas y más de trabajo, estar en apelación incesante contra decisiones de nuestras «comisiones técnicas» o de nuestros «analistas» (nunca conocí al mio, el tal «Pollo Nuñez», estando 8 años en la seleccion nacional y 4 bajo PRODDAR), que nos perjudicarían de ser confirmadas; Yo fui testigo de como los entrenadores literalmente comían menos para asegurar las calorías para sus atletas en viajes de competencia. Andrés Solo de Zaldivar, icono del disco chileno, entrenador y gran amigo mío, financió de su bolsillo el viaje para ir a verme ganar los Odesur de 2006, en Buenos Aires. En fin, ejemplos como estos tengo por montones. Lo que te quiero decir es que el nivel de compromiso y calificación de los entrenadores no es un problema: ellos están haciendo su tarea. Pero su esfuerzo y el de sus deportistas siempre caerá en terreno infertil si no se dan los incentivos necesarios para un correcto desarrollo del entrenamiento, por ambas partes. En otras palabras: Chile se farrea a sus entrenadores.

    Siento que como el atleta, que debe renunciar a muchas cosas, el entrenador siempre necesitará mas horas del día para ocuparse de sus labores, pero le hace falta que las ajustadas horas de sueño no sean espantadas por aflicciones monetarias ( y las esperables y entendibles tensiones familiares que conllevan).

    Ahora bien, creo que tengo la obligación de recordarte que en Chile existen entrenadores de altísimo nivel, que se capacitan, a veces con sus propios medios y que se codean con la punta del rendimiento mundial. Y no los nombro a todos porque relamente no me alcanzaría el tiempo.

    Me encantaría comentarte los lamentos del «Ruso» de como se pierde el talento en Chile por la falta de incentivos. Te confieso que me sigue causando picazón que te preguntes por el nivel de entrenadores en las disciplinas que elegiste mencionar de forma (evidentemente) arbitraria. Sabes por qué? Porque durante los 10 años que fui atleta, fui testigo del nivel de los entrenadores con quienes tuve oportunidad de estar. Pude ver como atletas extranjeros pedían consejo a entrenadores chilenos, pidiéndoles sus libros de apuntes o libros técnicos. En toda honestidad, no puedo desconocer todo eso, como tu propones.

  2. Pedro Catalan dice:

    Plenamente de acuerdo, Javier…….para que haya un nivel mas alto en el atletismo nacional en toda sus áreas , pasa por una preocupación mas acentuada por el desarrollo de los entrenadores, y que vivan sus procesos técnicos en centros de mayor nivel con sus atletas, y también con dedicación exclusiva……sin tener que compartir su tiempo de especialidad , para ganarse el pan….(clases en colegios u otras labores que no son específicas del alto rendimiento)…también encuentro muy positiva la iniciativa de Fedachi de crear ENEA, lo importante que en cada nivel los técnicos sean perfeccionados y retribuidos en su labor….solo así podríamos llegar a la cúspide de la pirámide del alto rendimiento……nuestro subdesarrollo como país también se manifiesta en nuestro ámbito …….eso..

  3. Ivan López dice:

    Excelente mariscal comparto tus palabras aunque como atleta creo que el trabajo en equipo vale 50%50 entrenador atleta pero como eje fundamental del atleta esta el entrenador yo considero que sin un gran entrenador es difícil conseguir buenos atletas, talento en Chile tenemos solo falta pulir trabajar desarrollar. Saludos.

  4. Mariscal dice:

    Parto por agradecer las lecturas, los comentarios, y la discusión generada en torno a este artículo. Ha sido enriquecedor y me ha hecho sentir muy satisfecho por lo escrito. No obstante, cerrando una etapa, voy a permitirme alguna aclaraciones:

    Aunque considero que fui explícito en el artículo, reitero que el factor del entrenador no es el único, ciertamente se deben conjugar varios aspectos (y actores) antes de alcanzar el éxito deportivo; entre ellos el aspecto económico parece escapar como el mas relevante, imposible desconocer la centralidad del aspecto económico en este mundo.

    Tampoco he querido restar relevancia a los esfuerzos del atleta, ni a la alianza indisoluble que lleva a atleta y entrenador al éxito. Pero para aquella vieja pregunta ¿el huevo o la gallina? en el atletismo sí hay una respuesta: el entrenador. No pretendo calificar que su importancia sea mayor a la del atleta, sí que cronológicamente es anterior, que sucede primero, que por tanto es primordial.

    Último y fundamental, jamás he señalado falta de condiciones, capacidades, o compromiso en nuestros entrenadores. Todo lo contrario que querido llevar la mirada habitual sobre el éxito atlético desde lo que sucede en la pista/foso hacia las personas que están paradas justo en la orilla -hacia donde el flash no alcanza-, y hacer notar lo fundamental que es tener a los mejores entrenadores, apoyando su desarrollo, aprovechando su potencial. Sé que la mayoría de ellos ha sabido entender esta intensión, pero si alguno sintió que en algún grado mis palabras ofendieron sus esfuerzos, que sepa no está en lo correcto.

    Mis respetos y saludos a todos nuestros entrenadores, que yo también los tuve y muy buenos, agradecido incondicionalmente del tiempo que me dedicaron.